Autismo, otra forma de ver el mundo – Sergio Barrientos
El autismo está catalogado como un trastorno de la personalidad, el cual, se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos unido a patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Pero, ¿Desde cuándo tenemos conocimiento de este trastorno?¿Conocemos hoy día las causas desencadenantes si las hay?¿Qué científicos han ayudado a su entendimiento?
Aunque bien es cierto que es el psiquiatra suizo, Eugen Bleuer en 1808 quién acuña primero este término para referirse a pacientes con distintos niveles de esquizofrenia, es con el psiquiatra Leo Kanner a mediados del siglo XX, cuando se usa ya este término para designar a un grupo específico de niños con unas características similares concretas. Sin embargo, aunque los síntomas eran bien descritos, las causas que defendía como, la frialdad de los padres o la falta de afectividad por parte de los mismos, fueron ampliamente criticadas por la falta de evidencias científicas, teniendo finalmente que retractarse. Finalmente concluyó, que las causas debian ser de caracter biológico, aunque nunca descartó los factores ambientales.
Su contemporáneo Hans Asperger, también realizó grandes aportaciones a la descripción de los comportamientos que manifestaba este trastorno. Catalogando los comportamientos en grandes líneas comunes:Ausencia de empatía, incapacidad para relaciones sociales o crear vínculos de amistad, trastorno del contacto visual y del lenguaje, dedicación intensiva a un área concreta y trastorno motor.
Sin embargo, no fue hasta la llegada de la psiquiatra inglesa Lorna Wing que los estudios de ambos alcanzaron gran difusión y repercusión, debido a las traducciones a lengua inglesa que ella misma realizó.
A día de hoy, sabemos que hay factores genéticos de riesgo, como tener un hermano con TEA, tener padres mayores o presentar muy bajo peso al nacer. Sin embargo, esto no determina en todos los casos que se desarrolle este trastorno. Los pediátras diagnostican este trastorno a través de la observación periódica del comportamiento y el desarrollo del bebé a través de las visitas periodicas que se deben hacer en etapa infantil. Pero hasta hace muy poco, debíamos esperar a que el bebé tuviera unos dos años de edad para que estos diagnósticos fueran fiables. Es aquí, donde nos situamos en la actualidad, donde estudios muy recientes han dado el gran salto.
Y es que, científicos de la Universidad de Miami y la Escuela de Medicina de Harvard, después de haber analizado las respuestas a más de 140.000 test estándar de otoemisiones acústicas, a los que se somete a millones de recién nacidos en todo el mundo pudieron comprobar, que los recién nacidos que más tarde fueron diagnosticados con autismo sorprendentemente, habían tenido respuestas cerebrales más lentas a los sonidos durante estos test de otoemisiones acústicas.
Para finalizar, llegando ya al estudio del periodo prenatal se encuentra Simón Cohen, con su teoría de la hipermasculinidad del desarrollo del cerebro, a su vez, no exento de críticas. Y es que, después de analizar el nivel de testosterona en sangre de fetos en edad prenatal a través de amniocéntesis, (extracción de una pequeña muestra de líquido amniótico) y hacer posteriores seguimientos del desarrollo una vez los bebés habian nacido, aspectos como, “la cantidad de contacto visual, la tasa de desarrollo del vocabulario, la calidad de las relaciones sociales, la teoría del rendimiento de la mente y las puntuaciones en el cociente de empatía”, se correlacionaban invérsamente con los niveles de testosterona prenatal. Es decir, a más testosterona a edad prenatal, menos desarrollo de las habilidades anteriormente descritas.
Aun a dia de hoy, encontramos controversia dentro de la comunidad científica, entre los que defienden que hay factores biológicos con carácter determinante y los que más bien, defienden que se da una combinación de múltiples factores genéticos, ambientales y de desarrollo. Es por ello, que aunque se ha avanzado mucho, todavía nos queda largo camino en la investigación y comprensión de las causas y factores que intervienen en la manifestación de este complejo trastorno.
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